Palencia es una emoción:

25 noviembre 2014

Ciudadanos del absurdo

Cuando queda un año para unas elecciones generales que se anuncian como decisivas y trasformadoras no sé aún a quien votaré… ya, ya sé que a muchos de ustedes les pasa igual y que aún es pronto, tiempo queda para tomar una decisión.

Sé sin embargo quién no tiene crédito para ser votado. Desde luego no tienen crédito unos ciudadanos que para ir creciendo y extendiéndose integran en su partido a todo alcalde o concejal que se sienta solo y se deje querer, sea cual sea su ideología, sea cual sea su procedencia. La ideología es la columna vertebral de un partido, es lo que une, lo que define, lo que da coherencia. No se puede formar un partido sólido con ciudadanos que antes de ayer eran nacionalistas, ayer fueron regionalistas y de pronto se convierten en antinacionalistas. Por arte de birle birloque todo ello, ya ve usted. Y construir un partido unido, fuerte y cohesionado formado a partir de grupúsculos de las más variadas y a veces contrapuestas ideologías no inspira confianza.

La ideología es parte de la personalidad de cada uno, eso que suele ser inmutable o que se trasforma poco a poco con el paso de los años, al ir acumulando sabiduría y experiencia. Un hombre no es fiable cuando se trasforma súbitamente por interés, cuando de la noche a la mañana pasa de ofender a España o menospreciar su bandera a ser parte de un partido antinacionalista. Y esta secuencia la he vivido cerca de mí. Absurdo.

Los ciudadanos deben ser coherentes y no admitir en su seno a todo el que se quiera acoger bajo un banderín de enganche de conveniencia, no se puede defender unas determinadas tesis hasta las doce de la noche y a las doce y cinco defender las contrarias. Esas actitudes hablan con muy poca seriedad de este tipo de ciudadanos. Un partido no puede crecer a base de tipos que opinan lo que les mandan las circunstancias, que hoy aborrecen a España y mañana pasan, con un simple cambio de siglas, a defender una España totalmente contraria. ¿Dónde está la coherencia, dónde la ideología, dónde la lógica y la madurez?


Me pregunto cómo se puede pretender conseguir el voto ciudadano, cómo unos pueden pretender que olvidemos su historia y cómo quienes los acogen admiten sin escrúpulos a personajes tan variables como una veleta, señalando siempre el viento que les conviene. ¿Dónde está la honradez, dónde la limpieza, dónde la coherencia, dónde la credibilidad? Vivimos tiempos convulsos que nos demuestran que no todo vale, que la sociedad no lo acepta todo, que las amplias tragaderas sociales que todo lo permitían se van cerrando poco a poco…

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